Navidad es la fiesta de la presencia. Jesús entra en nuestra historia y se nos hace contemporáneo, porque, una vez resucitado, vive una temporalidad perfecta, no sometida al decurso temporal. En todo momento del tiempo que fluye, Cristo Jesús se nos hace presente, con la más intensa de las presencias. Un ser, cuanto más nos supera por su calidad, más íntimo puede llegar a hacérsenos. Y, a mayor intimidad con un ser altísimo, mayor es nuestra alegría, que se convierte en júbilo. Nos lo indicó Jesús en su momento de mayor intimidad con los apóstoles. “Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. (…) Digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida” (Jn 17). Esta plenitud de alegría tiene su origen en la alegría de Navidad, que la Fundación López Quintás os desea de todo corazón.
Navidad 2015