Por ley natural queremos crecer, nos gusta crecer, nos alegramos cuando vemos que nuestra vida es ascendente. Pero a menudo nos vemos limitados, y sentimos tristeza; nos vemos en declive, y sentimos angustia. Entonces nos conviene meditar esta frase de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». No nos dice: «Yo conozco el camino y os lo indicaré para que alcancéis la verdad y tengáis vida». Nos enseñó que el camino, la verdad y la vida lo es El. Consiguientemente, nuestra vida tiene asegurada una grandeza ilimitada con sólo seguirle a Él. Esta gran posibilidad de ensanchar nuestro horizonte al infinito siguiendo a Jesús comienza en Navidad, a la vera del portal. Motivos sobrados de alegría tenemos, de esa alegría profunda que brota en nosotros cuando vemos colmado nuestro afán de crecer, de ese tender a lo alto que explica y fundamenta todo lo bueno, lo noble y elevado a que podemos y debemos aspirar.
Esta alegría singular se la deseamos de veras a los amigos de la Fundación y a los alumnos de la Escuela de Pensamiento y Creatividad.
Navidad 2014